AFRONTAR EL DUELO
En algunos casos, el propio suicidio puede aflorar o incrementar tensiones existentes en la familia o conflictos anteriores, lo que dificulta esa comunicación tan necesaria en estos momentos. Se crean situaciones complejas donde cada uno, con su silencio, busca de alguna manera protegerse de uno/a mismo/a y de los demás.
Se puede buscar la compañía para hablar con una amistad de confianza, alguien que pensemos que pueda escucharnos con interés y delicadeza, sin juzgarnos a nosotros por lo que decimos y sentimos, ni tampoco a la persona fallecida.
Hablar con un profesional de la salud de confianza, quién puede orientarnos a algún especialista, si es necesario. También podemos hablar con un/a guía espiritual que nos ayude de acuerdo a nuestras creencias personales.
Existen también asociaciones como la nuestra, que se dedican a escuchar, acoger y acompañar el duelo a personas que sufren la pérdida de un ser querido. Compartir y conocer a otros supervivientes y cómo han trabajado su duelo puede ayudar a gestionar nuestras emociones.
Qué nos ayuda:
Resérvate un tiempo cada día
Escribe
Haz un poco de ejercicio
Reduce el estrés
Cuídate
Expresa tus sentimientos
Comparte tu experiencia
Comunica tus necesidades
No tomes decisiones importantes
Date tiempo
Respeta la decisión de su familiar o allegado/a
No te sientas culpable
Tu dolor no es una enfermedad
No abuses de fármacos o de drogas
Solicita ayuda profesional
No busques explicaciones
Fuente: «Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida». Ministerios de Sanidad, Política Social e Igualdad